David Garret, el virtuoso violinista alemán de 36 años, logró comunicar plenamente su sensibilidad a un numeroso público de entusiastas melómanos que lo han venido ovacionando en todas sus presentaciones en nuestro histórico palacio de mármol, desde el pasado martes, hasta su última audición que concluyó el 12 de febrero de 2017, a las 20 horas. El notable intérprete, quien se presenta por primera vez en el Palacio de Bellas Artes, comentó que “tanto la imparable creatividad del arte, como la cultura y las tradiciones de todo el planeta, deben de ser amados y respetados para siempre, y por todas las civilizaciones. Porque el cultivo de todo esto es el verdadero fundamento de la vida humana, espiritual y material de nuestro planeta”, aseveró el afamado artista invitado por el Instituto Nacional de Bellas Artes.

Cuando David Garrett, el violinista y modelo, nacido el 4 de septiembre de 1980 en Aquisgrán, Alemania, explica en su lengua natal, que su padre Georg P. Bongartz, jurista, profesor de violín y subastador del mismo instrumento, le dio las primeras lecciones a la edad de cuatro años, comprendemos, porqué toca como toca, porqué se le aplaude tanto y porqué el talentoso intérprete de largos cabellos, quiso bautizar su carrera con el apellido de Garret, correspondiente a su bella mamá, la bailarina estadounidense Dove Garrett.

Con su agradable sencillez, el artista, remontó también sus recuerdos a la edad de trece años, etapa, asegura, en que firmó exclusividad con la discográfica Deutsche Grammophon Gesellschaft. Y cuando “Arte y Academia”, logró entrevistarlo, la fuerza de sus respuestas resultaron no sólo trascendentes sino incluso sabias:

“La vida, dama periodista, no sería nada sin el arte. No sería nada sin nuestros vestigios culturales y nuestras tradiciones. Sólo esto nos proporciona la paz, la armonía y el equilibrio básicos para que nuestra existencia tenga el sentido y la razón de ser a la que jamás debemos renunciar. Porque pensemos un poco. ¿Qué haríamos sin música, sin danza, sin pintura, sin escultura, sin arquitectura, sin poesía, sin libros, sin cinematografía, teatro o historia? Terrible. Seríamos solo unos lamentables y vacíos humanoides. Luego entonces, cuidemos nuestros tesoros, amémoslos y respetémoslos. Tanto los nacidos en nuestros espacios más cercanos, como los que nos rodean de manera lejana. Porque entendámoslo de una vez. Todos nos necesitamos. Porque todos somos uno… y uno somos todos. Y solo el amor y la unidad, nos hará cada vez más humanos, más libres y más fuertes”.
APLAUSOS Y HURRAS PARA DAVID

Su Stradivarius se transformó en un gran halo luminoso dentro de nuestro amado foro bellasartino. Era música de todos los tiempos. Su violín, no sólo vibraba sino incluso corría. Por algo David, es poseedor del Récord Guinness como el intérprete más rápido del mundo. Así y luego de casi 120 minutos de música clásica de todas las épocas, el público aplaudió prolongadamente, mientras Garret devolvía el cariño con sonrisas, simpatía y seducción. Un virtuoso del violín, sin duda, el quien horas antes de su presentación con el público mexicano, se declaró “enemigo de los muros”, dado su origen alemán. Así, acompañado al piano por Julien Quentin, convenció a los asistentes con un concierto que significó una selección de lo más especial de sus discos grabados a lo largo de 25 años de carrera.

Garrett, que desde 2008 tiene el Récord Guinness como el violinista más rápido del mundo, hizo gala de su dominio técnico y de una memoria prodigiosa al interpretar la Sonata para violín y piano en la mayor, de César Franck y Leyenda en sol menor op. 17, de Henryk Wieniawski, en la primera parte. Ambas obras permitieron tanto al violinista como al pianista desplegar su virtuosismo y su extraordinaria capacidad de comunicación, lo cual fue reconocido por el público. La segunda parte, estuvo conformada por más de una docena de obras breves con las que David Garrett puso en práctica su destreza para abordar a compositores de diferentes periodos, luego de haber estudiado en la Escuala Juilliard de Nueva York con maestros como Itzhak Perlman.
OPINIÓN DE ZUBIN MEHTA EN 2013

Siempre estarán presentes en David Garret, las palabras de un gran especialista como el director Zubin Mehta, quien lo acompañara y dirigiera en 2013: “Es extremadamente ho-
nesto cuando se trata de la intención del compositor. No realiza desviaciones inusuales de interpretación. Está orientado de una manera muy clásica, porque así fue como creció. Así que estoy muy impresionado de cuán fielmente interpreta las intenciones del compositor. En otras palabras, utiliza su técnica y su hermoso sonido para servir a la música que toca. Y eso es muy importante”, aseveró Mehta, a manera de poderosa y muy valiosa opinión.

De esa manera, llegaron piezas como Romanza andaluza, de Pablo Sarasate, Humoresque, de Antonin Dvrak, la marcha de la ópera El amor por tres naranjas, de Serguei Prokofiev y otras, que fueron seduciendo poco a poco a los escuchas y preparando el momento cumbre de la noche. Y bueno, a partir de Rondino para un tema de Beethoven, de Fritz Kreisler, se desató un vendaval de música de manera vertiginosa que siguió de frente hasta el final, con piezas como Csárdas, de Vittorio Monti, La capricienuse, de Edvard Elgar y la Polonesa en re mayor, de Wieniawski. Entre pieza y pieza el artista se dio tiempo de hablar de sus obras favoritas y de lo importante que han sido en su trayectoria.

Así llegó el cllímax del concierto, tal vez con Melodía en mi bemol mayor, de Piotr Ilich Chaikovski, las Variaciones sobre un tema de Corelli, de Kreisler y con La ronda de los duendes, de Antonio Bazzini, sin faltar El vuelo del abejorro, de Nikolai Rimski-Korsakov, pieza que le dio en 2008, el Récord Guinness.
UNA VIDA PECULIAR

David Garrett, nació el 4 de septiembre de 1980 en Aquisgrán Alemania. Es un violinista y modelo, hijo del alemlán Georg P. Bongartz, jurista, profesor de violín y subastador del mismo instrumento, así como de la bailarina estadounidense Dove Garret. De esta manera David, recibió las primeras lecciones musicales de parte de su padre, que había comprado un viollín para su hermano mayor, cuando David sólo contaba con cuatro años de edad. Le interesó y pronto aprendió a tocar. Enseguida se convirtió en alumno del conservatorio de Lübeck y más tarde fue a Berlín. Entre 1990 y 1991 tuvo como profesor a Zajar BRon y desde 1992 a la violinista polaco-británica, Ida Handel. A los trece años de edad, firmó un contrato de exclusividad con la discográfico Deutsche Grammophon Gesellschaft. También con esa edad decidió cambiar su nombre artístico y tomó el apellido de su madre en vez del paterno. Desde el año 1999, y contra el deseo de su padre, fue alumno de la prestigiosa Juilliard School, en la clase de itzhak Perlman y de Christopher Collins Lee, para profundizar en su conocimientos del viollín. Se graduó en el año 2004.

Su vida como modelo profesional, estuvo salpicada también de peculiares aventuras. Ya que mientras estudiaba en la Juilliard School en Nueva York, el artista, informa que acompañaba las clases con el trabajo de modelo con el propósito de incrementar sus honorarios. Por eso algunos críticos de moda lo describen como el “David Beckham de la escena clásica”, comenta y sonríe, mientras explica que a finales del 2007, se cayó después de una actuación en el Barbican Hall en Londres y golpeó su exclusivo violín. Pensando él mismo que se trataba de un Stradivarius, aunque con el tiempo se logró saber que había sido hecho por Giovanni Battista Guadagnini. El costo de la reparación se estimó en 120 mil dólares, habiéndolo adquirido en algo así como un millón de dólares hacía 4 años.
GARRET “EL MÁS RÁPIDO ENTRE LOS RÁPIDOS”.

“Ahora bien. ¿Por qué le llaman a David Garrett, el más rápido entre los rápidos musicalmente hablando? Porque los críticos especializados en música, con reloj en mano, le han tomado los tiempos récord dentro de sus actuaciones. De esta manera, el guapo violinista, no sólo ha demostrado plenamente este tipo de categoría especializada, sino que incluso la ha demostrado abiertamente en programas de televisión británica como “Blue Peter, por ejemplo. Prueba que consiste en tocar El vuelo del moscardón, de Nikolái Rimski-Korsakov, lo más rápido posible. Es decir, no solamente sin fallas ni equivocaciones, sino que incluso no debe ser alterada la composición en ningún momento.

Bueno, así que todo resultó admirablemente para el concursante, ya que la melodía, aparte de estar interpretada infallablemente, David Garret, consiguió el récord en dos ocasiones. En la primera paró el tiempo en 66.56 segundos, unas trece notas por segundo. En la segunda ocasión, que fue en diciembre de 2008, logró en una sola demostración para el Guinness World Records Show, tocar la misma piera en tan sólo 65, 26 segundos. Historial que le valió que en 2008 recibiera el premio de Echo Klassik Klassik Ohne Grenzen. Y como si todo ello hubiese resultado poco, justo antes del inicio de la final de la Liga de Campeones de la Uefa 2011-2012, celebrada d en Munich, David Garret, acompañó al tenor alemán Jonas Kaufmann en su interpretación desde el terreno de juego del himno de la Liga de Campeones de la UEFA, realizada por Matt Clifford. Finalmente diremos que tanto su discografía, como sus intervenciones en cinematografía, así como en numerosos enlaces importantes de radio, televisión y otras organizaciones, revisten en forma impresionante el muy largo historial de tan talentoso profesional de la música.

Un beso… Y hasta la próxima charla